VIDAS PASADAS---- PIRATAS (Año 1130 a 1220) Parte 1-3
PIRATAS (Año 1130 a 1220) Parte 1-3
Un día después de hacerse una herida, como siempre por mí, le hice quitarse la ropa, la blusa para poder curarlo. Me quede muy sorprendida pues tenía como un dibujo en la espalda, eran dos niños y dos iniciales, dos S, una en el chico y otra en la chica. Le pregunte quien era y el con voz temblorosa me dijo que era alguien muy querido desde su infancia, incluso mi ama, yo diría que de todas mis existencias venidas y por venir en este mundo. Sentí una rabia como nunca y dejándolo a medias, le dije que se tapara. Otro día caí enferma, alguien tenía que ayudarme a asearme, pues tenía fiebres muy altas y no podía hacerlo sola. Como en ese momento no podía contar con nadie de confianza pues estaban haciendo un trabajo en tierra, tuve que pedirle a mi mascota que me ayudara a ducharme, pues tenía que bajar la fiebre. Empecé a denudarme, cuando él se dio cuenta que no podía ni levantar un brazo, entonces se levanto y con un cariño como nunca antes había sentido nadie hacia mí, empezó a lavarme para poder bajar la temperatura de mi cuerpo. Yo cerré los ojos para no verle su mirada fijamente encima de mí, pues la verdad me ponía muy nerviosa mirarlo teniendo su mirada encima. Entonces fue cuando me di cuenta que esas manos yo ya las conocía, su voz era tan parecida a la que yo escuchaba cada noche cuando me dormía, mi cuerpo era como si lo conociera, yo juraría de toda la vida, fue tal la rabia dentro de mí, junto con la lucha en mi interior, que lo aparte de un empujón hacia tras, cayendo contra la pared dándose un gran golpe, bajo la mirada, quedándose sentado y callado. En todo este tiempo poco a poco empecé a odiar a los hombres, jurándome a mi misma que si me encontraba a mi tío en uno de los saqueos, lo dejaría con vida, lo metería en una celda, cazaría a un cocodrilo y se lo daría estando vivo para que se lo comiera. Otro día estando en alta mar estallo una tormenta grandísima, viendo como tiritaba en el suelo, dándome pena le dije que subiera a la cama y se tapara. El durmiéndose enseguida o eso me hizo pensar, yo estando despierta y por impulso lo bese, abrió los ojos y unas lagrimas fueron cayendo por sus mejillas, nos fundimos en un gran beso donde terminamos haciendo el amor, ahí fue donde note que ya lo conocía, que era el de mi sueños y incluso aquel niño travieso que jugando juntos, disfrutaba de su compañía aunque siempre terminaba en el suelo y llorando, siempre terminaba consolándome. Cuando era niña, era muy frágil, llorona, caprichosa y muy mimada. Nada que ver a lo que era en este momento, ahora era todo lo contrario. Después de hacer el amor, me conto que una vez que se hizo adulto, me busco por todos los mares, por todos los océanos y rincones por haber, hasta puso una recompensar para tener noticias mías. Dice que cuando empezó a preguntar por mí, dio mis rasgos, las personas sin dar noticias ninguna, tan solo le decían ¡estás loco!, tú no sabes en donde te estás metiendo, pero no les daban ninguna información de nada. Un día que ya había perdido esperanza encontró a una mujer muy bella, preguntándole por mí, ella le dijo que sabía donde estaba que le acompañara y así acabo a mi lado. Awilda sabia el odio que sentía por mi tío y su familia, pues entonces quiso darme un regalo, el placer de la venganza, pero lo que no esperaría mi madre, es que yo me enamoraría de mi prometido. Decidimos callarnos hasta encontrar el momento de decírselo. Sé que lo entendería pues avía vivido mis pesadillas al par mío y siempre me decía “ojala aparezca ese hombre en esta vida y seas muy feliz”. Ella siempre me había dado todos los caprichos, siempre conmigo era muy cariñosa, siempre se veía feliz estando a mi lado. Ella me quería como su propia hija y si le hubiera pedido el sol, hubiera ido por él y me lo hubiera dado.
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